Desde la Urna

El año inicia con grandes retos para la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, tanto en el terreno político como en el económico. Quizá la mayor incertidumbre radica en el conjunto de decretos que pareciera buscar firmar Donald Trump el 20 de enero, relativos al establecimiento de nuevos aranceles a los productos mexicanos. Pase lo que pase, es claro que Trump buscará ejercer toda la presión posible para colocar a México y Canadá en una situación desventajosa con miras a la revisión del T-MEC. El reto es estar listos para los escenarios posibles y tener claridad del tipo de respuesta que dará el gobierno a la Casa Blanca.

Con todo, difícilmente se podría presumir que no habrá algún efecto de la llegada de Trump en nuestra economía, lo que genera un reto adicional para México: Cómo ejercer el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados en diciembre pasado, con las dificultades y los nuevos escenarios en el mundo económico y, al mismo tiempo, mantener el discurso oficialista de la llamada cuarta transformación. No se trata solo de cumplir con los programas sociales de la Presidenta Sheinbaum, a los que no estará dispuesta a renunciar, sino de alcanzar los objetivos de crecimiento económico y disminución del déficit que fueron la base de las previsiones para 2025.

En ese contexto, cobra importancia la elaboración y aprobación por la Cámara de Diputados del Plan Nacional de Desarrollo (PND). La Presidenta Sheinbaum deberá presentar dicho Plan a más tardar en marzo del año que entra, y será una excelente oportunidad para precisar los objetivos del gobierno, las estrategias y prioridades y, sobre todo, los indicadores de evaluación de las metas que se proponga alcanzar. Recuérdese que hace seis años fue la presentación del PND lo que motivó la renuncia de Carlos Manuel Urzúa Macías, primer Secretario de Hacienda del Presidente Andrés Manuel López Obrador. El dilema consistió entre presentar un verdadero Plan, con objetivos y metas cuantificables y evaluables, como propuso Carlos Urzúa, o validar un documento ideológico, de tintes políticos, como finalmente impuso el expresidente. El PND podría mostrar los matices y alcances de la estrategia de Sheinbaum, o la simple continuidad de un proyecto impreciso de nación.

Desde el punto de vista político, la atención estará puesta en la preparación de la elección del Poder Judicial de la Federación. El 2024 terminó con un INE emproblemado por el recorte presupuestal de más de 13 mil millones de pesos. El problema es relevante por el efecto del recorte en la calidad de la elección, en especial por tratarse de la aplicación de procedimientos nuevos, diseño de boletas desconocidas para el elector y la necesidad de capacitar con mayor precisión a quienes recibirán la votación. Pero más relevante aún es el efecto en los derechos ciudadanos de contar con las casillas que establece la ley, saber que quiénes recibirán la votación son sus vecinos en quienes pueden confiar y tener la certeza de que los votos se contarán adecuadamente. En pocas palabras, lo que estará en juego es la credibilidad de la elección y la calidad de nuestra democracia.

Por voluntad del INE no quedará la organización de la elección, especialmente por la certeza de su Servicio Profesional Electoral. El problema radica en que el recorte presupuestal obligaría a que por segunda vez se instalen menos casillas de las que establece la ley: la primera vez se trató de la consulta de revocación de mandato, pero esta vez se trata de elegir a los integrantes de uno de los poderes de la Unión.

Ante este panorama, el 2025 será un año de importantes retos cuya solución podría definir los derroteros de todo el sexenio, tanto en materia económica como política. El éxito dependerá de la conducción que ejerza la Presidenta Sheinbaum. Feliz Año Nuevo.

Profesor Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
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